Privadas de libertad claman por conmutación de penas, mantenerlas detenidas pareciera un negocio, afirman
Mantener a los detenidos en los centros carcelarios se ha convertido en un negocio en detrimento de los derechos de muchos que han cumplido con los requisitos para calificar al reemplazo de la privación de libertad, reveló una fuente que perteneció al sistema.
En este tiempo en el que el gobierno maniobra con los recursos para combatir esta pandemia, se necesita de personal que pueda colaborar con la limpieza y otras actividades que se requieren para prevenir enfermedades. Una de las alternativas sería aprovechar la mano de obra de los privados de libertad, lo que representaría ahorros para el Estado y de paso ayudaría a aliviar el hacinamiento carcelario, explicó la fuente.
El gasto de la planilla estatal con el trabajo y labor comunitaria gratuita por parte de los privados en escuelas, hospitales e instituciones se reduciría de manera significativa, sin embargo, nos lo niegan, señaló una privada de libertad del Centro Femenino de Rehabilitación.
Un ejemplo de estas actividades dirigidas a la conmutación de penas es el programa de reparación de escuelas como parte de un programa de resocialización del Sistema Penitenciario.
El problema radica en que, mientras más personas privadas de libertad, mantengan en las cárceles del país, más recursos para manutención, alimentación, y pago de funcionarios se necesitan, pareciera que ahí está el gran negocio, expresó la fuente.
Un exministro de Gobierno explicó a este medio que con la aplicación del Sistema Penal Acusatorio, se esperaba bajar el hacinamiento en las cárceles del país producto del antiguo sistema inquisitivo en el que se abusaba de la detención preventiva, con medidas ejecutivas de rebajas de pena, libertad condicional y actividades conmutables establecidas en resoluciones en las que finalmente el juez respectivo reconocía la libertad del privado de libertad.
Explicó que el Código Penal establece que el Juez de Cumplimiento previo a la evaluación de la Junta Técnica Penitenciaria, reconocerá adicionalmente a favor del privado de libertad un día de prisión por cada dos días de trabajo, estudio o participación como instructor. El día de trabajo se computará por cada 8 horas y el día de estudio por cada seis horas.
El trabajo, estudio o enseñanza no se llevará a cabo los domingos y días festivos, por lo que no se tendría en cuenta para la conmutación de la pena, salvo excepciones con el trabajo de aseo y provisión de alimentos intramuros, justificado por la Junta Técnica Penitenciaria y aprobada por el juez de cumplimiento respetivo.
La mayoría de las mujeres antes de la pandemia estaban estudiando, trabajando resocializándose y ahora no estamos haciendo nada solo 7 meses de encierro lo cual es inhumano, exclamó una de las afectadas.
En tiempos en que la economía mundial está afectada, y los estados están obligados a reducir el gasto público, los privados ya no seríamos un gasto, pues los privados al trabajar gratis para el Estado, representaría una ganancia, más aún si las penas se convierten en multas, señalaron.
Reconocen las detenidas que el gobierno destina los recursos para el sostenimiento de la población carcelaria, “ pero no llegan a los centros carcelarios en el camino unos cuantos funcionarios del gobierno se los roban, por eso los privados de libertad tiene que comprar sus alimentos, los insumos para aseo, los materiales para el mantenimiento y a los funcionarios ganando sueldos de hambre”.
Nos estamos enfermando física y mentalmente, debido al encierro, hay una plaga de hongos, chinches y alimañas que nos están comiendo vivas. Hay muchas riñas entre internas por el estrés que estamos sufriendo, desde el encierro que inició el pasado 16 de marzo, concluyeron.