La justicia, un instrumento para revictimizar a la mujer
Por: Gilma De León
Abogada y promotora de Derechos Humanos
El mundo de la mujer maltratada, no da lugar a un razonamiento sereno y oportuno en su beneficio.
Convive con un “monstruo narcisista, agresor”, que aísla a su víctima, la humilla y la culpa de ser la responsable de su maltrato. La hace sentir mediocre e incapaz y en un grado progresivo y patológico, la descalifica hasta conseguir la aparición del “síndrome de indefensión aprendida”. Y después de que el síndrome se instala, la mujer es un deshecho humano psicológicamente y se convierte en “la loca”, que está en manos de psicólogos y psiquiatras y a la que su “marido apoya” para su tratamiento, porque es magnánimo con ella y por ser la “madre de los hijos”, igual de enloquecidos y con un “desarrollo psicoemocional trastocado” por la evidente disfunción familiar.
Lo que comento es otra realidad que viven en carne propia las víctimas, de afectación diversificada y algunas veces de consecuencias irreversibles. Remedio preventivo: “EDUCACIÓN, CAPACITACIÓN” . Conocer a tu futura pareja. Los indicadores de la violencia y del perfil del ofensor. Pero, “el amor es ciego” y obnubila las respuestas intelectivas y de razonamiento lógico-objetivo, de la corteza frontal del cerebro humano.
Los y las juristas que atendemos estos casos, enfrentamos muchas veces la continuación, ahora judicializada del maltrato. Esa puede ser la estocada final del maltratante. “Se trata del ciclo extramuros del maltrato”.
Uno de los casos más evidentes de revictimización a la mujer, lo constituyen las falsas denuncias que se presentan, donde se pide el desalojo de la mujer como supuesta ofensora. Pero en una proporción importante, se trata de falsas denuncias, para conseguir dicho desalojo del hogar.
Pero luego que se obtiene medida de desalojo, se procede a retirar la querella, dejando a la mujer, afuera del hogar, sin sus hijos y en infinitas ocasiones, sin medios económicos.
Este hecho, resulta más grave cuando se trata de mujeres que son de diversas nacionalidades, que reúnen todos los factores de riesgo: son mujeres, extranjeras, sin familiares en el país, algunas que no comprenden el idioma español y que no cuentan con recursos económicos.
Esto último constituye una clara violación a sus derechos humanos. La justicia se convierte en un instrumento para revictimizarlas.
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