Los problemas de salud mental pueden ser otra pandemia tras el Covid-19
Barcelona (España), 5 abr (EFE).- Los problemas de salud mental causados por el covid-19 tendrán unos costes “monumentales” y permanecerán tras conseguir la inmunidad, sobre todo los originados por el trauma y el impacto socioeconómico de la pandemia.
Las autoras del estudio auguran una “crisis global sin precedentes” en relación con la salud mental y plantean si esto puede convertirse en otra pandemia después del covid-19.
Antes de la plaga de coronavirus, recuerdan, los costes económicos globales asociados a los problemas de salud mental comunes alcanzaban un billón de dólares anualmente, y el 85 % de las personas con trastornos mentales no recibían tratamiento en los países pobres y con ingresos medios.
“La pandemia de covid-19 ha afectado a la salud de las personas, pero también a sus objetivos personales, su dinámica familiar, su rol laboral y su estabilidad económica”, corroboran las expertas.
Alteraciones del comportamiento
La modificación de los comportamientos familiares, con más casos de violencia doméstica, el aislamiento, la soledad, el duelo por los familiares y amigos muertos o la ansiedad del personal de trabajos esenciales, con el “desgaste profesional e incluso el estrés postraumático”, son otros factores que han generado más casos de ansiedad y otros trastornos.
La mayor presión sobre los cuidadores de personas enfermas o dependientes y, sobre todo, las “profundas alteraciones socioeconómicas” son otros elementos causantes de problemas de salud mental. Tienen, además, “efectos profundos” en los grupos marginados y sobre el estado mental de las personas en riesgo de exclusión.
El estudio señala que la infancia, los adolescentes y los jóvenes, las mujeres y las personas mayores y con problemas de salud previos, inmigrantes y refugiados y los trabajadores “en primera línea” de acción contra la enfermedad son los más afectados por los trastornos mentales.
Con este panorama, difícilmente cuantificable, las investigadoras auguran unos costes “monumentales” y advierten que los problemas de salud mental no se acabarán con la vacunación generalizada porque persistirán los causados por el trauma y las consecuencias socieconómicas.
Recomiendan incluir los servicios de salud mental como “esenciales”, aplicar innovaciones de asistencia telemática, formación especializada y políticas de protección social.