Expresiones

La corrupción como estilo de vida

Edmundo Dante  Dolphy  /  La  Verdad Panamá

“Oye!  Márcame  la tarjeta es  que  no pretendo  regresar a  la oficina”, “  señor policía  tranquilo, me  tomé  dos pintas na` más, cómo  podemos arreglar  esto”; “ Hey, pilas, esconde  la  beer que  viene  un retén”; “ Te  muevo  el cheque  pero  tienes  que darme  un 10%, sabes  que  la vaina  está  dura”; “ Métete  rápido  en la fila antes  que se  arrebaten”.

Está la sala  del hospital llena  de  usuarios  esperando atención, pero  llega uno más  vivo  que conoce  a la  enfermera  y lo pasa  por  detrás para que lo atiendan primero, te  pasas la luz  roja o te estacionas  en un  lugar  prohibido. Las coimas  o mordidas en las cuñas  que ofrecen  colegas en las instituciones públicas previa  bendición de   la Secretaría de  Comunicación del  Estado; en innumerables ocasiones  le dicen  al periodista: “ Te tengo una  cuña por tres meses a  700 dólares pero  me das  150  por cada  una”. ¿Esto  cómo  se  llama, Peculado, corrupción?

Repasemos  las  diversas  acepciones   de la palabra  corrupción:

  • Acción  y resultado de  corromperse una  sustancia  o materia  orgánica
  • Alteración, tergiversación
  • Abuso, mal uso  o exceso
  • Soborno o delito  en el derecho penal
  • Acción de  incitar  o forzar  a una  persona a realizar actos contrarios a la moral o a la ley
  • Acto ilícito  que consiste en otorgar dinero a cambio del algo esperado
  • Perversión de algo o alguien

Si tú que  lees  este artículo, piensas  que ninguna  de  esas  circunstancias arriba señaladas se identifican contigo; sencillamente, eres  la madre de la moral  y de las  buenas  costumbres. Un fuera de  serie!

Este  es  el modelo de  doble  moral  o doble  discurso  que a diario practicamos,  enquistado  en nuestro comportamiento y  que a manera  de gracia  lo calificamos como “el juega  vivo del panameño”.

Señores, esos son actos puros  de corrupción  que no nos dejan  avanzar  en  el camino de  una  cultura  de  legalidad  y respeto a las normas  de convivencia  humana. El problema  radica en que  nos acostumbramos a  calificar de  corruptos  únicamente a los    políticos  con un  cariñoso énfasis  en los diputados de  la República.

Incuestionable  que  estos  mal llamados  “Padres de la  patria” han rebasado los límites  de la indecencia e inmoralidad política, abandonando  su  obligación constitucional para  transitar  por el oscuro y oprobioso  camino  del delito.

Los “notables”  empresarios  que negocian contratos  con el Estado, que le inyectan sobrecostos a las obras, los  que no  cumplen  con el pago de la cuota obrero-patronal de la Caja de  Seguro  Social, atentando  contra la salud  de  sus  colaboradores, los  que defraudan  el  fisco nacional. ¿Cómo  los calificamos?

Los jueces  y magistrados  que van en contravía de los más sagrados  postulados de una correcta  e imparcial  administración de justicia  y sucumben a  la  venta  de  fallos; estos  debieran ser  castigados  sin  misericordia  principalmente  porque representan  el fiel de la  balanza  en una  democracia.

Todos estos “caballeros” juntos  representan  a  Satanás  dentro de una Iglesia.

Mientras  no reconozcamos  que  el  “El juega Vivo” es  otra  fórmula de corrupción que  permanece  en el ADN de cada  uno de nosotros  que irresponsablemente  muchos  trasladan a  sus hijos  que  ven en sus  padres un monumento  de buen ciudadano, jamás nos zafaremos de las garras  de una  subcultura  que  representa la antítesis  de una  sociedad con valores, y  conciencia ciudadana.

Proverbios 28.2

“Cuando  hay corrupción moral  en una  nación, su gobierno se desmorona fácilmente. En cambio con líderes sabios y entendidos  viene  la estabilidad”. Precisamente, esa  estabilidad  es la que  esperamos  con el Presidente Electo Laurentino Cortizo.

Como  apuntara  en su momento  el escritor  francés Georges Bernanos: “ El primer  signo de la corrupción  en una sociedad que todavía  está  viva es,  el fin justifica  los  medios”.

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