Portada

La Ciudad de Panamá tiene grandes retos por delante antes de convertirse en una urbe inclusiva y auto sostenible

Por: Sander Hernández / La Verdad Panamá

Imponerse el reto de intentar urbanizar nuestras ciudades latinoamericanas con métodos traídos de otras partes del mundo que poseen otra cultura, otro ritmo de vida e inclusive otros climas, ha conllevado que la idea de hacer más atractiva, con más comodidades y adaptadas a las necesidades del ciudadano latinoamericano se vuelvan un tema de profundo debate en las últimas semanas.

La Ciudad de Panamá, así como la mayoría de capitales de la región, es considerada una ciudad poco planificada debido a que su crecimiento no fue correctamente dimensionado durante los años del siglo 20, además que por ser una ciudad costera, su crecimiento se ha ido expandiendo hacia el noreste, teniendo como kilómetro 0 el Casco Antiguo en San Felipe, pero en la actualidad contando con puntos extremos más allá de la 24 de Diciembre en Tocumen, y Las Cumbres en el sector de Panamá Norte.

A pesar del heredado desorden urbano de nuestra metrópolis, podemos rescatar zonas perfectamente planificadas como La Exposición en Bella Vista y el Corregimiento de San Francisco, característico por su organización vial por cuadras, lo que permite una mejor orientación del peatón o conductor, la mejora en administración de los espacios y una mejor circulación de vehículos, ignorando las complicadas intersecciones como las que podemos apreciar en otros puntos de la ciudad capital.

Cabe señalar que la red de calles y avenidas del área urbana no es el único problema que aqueja al citadino, podemos mencionar la inexistencia de aceras seguras y amplias que permitan la libre movilidad del peatón sin tener que esquivar en su camino espacios lodosos, fangosos, o simplemente convivir con los vehículos en el carril debido a la falta de pasarelas para el ciudadano que se moviliza a pie.

En contraparte, el esfuerzo por recuperar algunas zonas públicas para darle prioridad al peatón ha traído otro problema más, el cierre de los comercios que se encuentran a su alrededor.

Podemos evidenciar zonas hoy quebradas económicamente como Calle Uruguay, algunos puntos en la Vía España y Vía Argentina, donde los principales afectados han sido las tiendas, que hace una década contaban con una pujante clientela, ahora, tras el impacto de la construcción de estos proyectos de rehabilitación que duró varios años, ha sido difícil incentivar al comprador a invertir nuevamente en estos lugares que antes contaban con facilidades como un estacionamiento en frente del local, y ahora se enfrentan a una zona peatonal con ciclo vía.

Este modelo de ciudad con inspiración europea, quizá haya mermado en nuestro país debido al clima húmedo y lluvioso durante la mayoría del año, lo que impide esa cultura de transporte alternativo que tanto se desea implementar en Latinoamérica como el uso de bicicletas para el traslado del hogar al lugar de trabajo o algunos otros puntos de interés.

Por otro lado, en nuestra ciudad capital, con el esfuerzo de contar con espacios públicos mantenidos en buen estado, y que además gocen de reconocimiento a nivel regional, como ejemplo la Cinta Costera, la Ciudad del Saber, el Causeway de Amador e inclusive el Parque Omar, rescatan ese espacio verde que tanto se desea en cada rincón de la urbe capitalina, y que la misma nos podría costar años ejecutarlas.

En definitiva, la poca visión de implementar espacios de calidad para la recreación dentro de la zona de más alta densidad del país, demuestra que nuestra cultura está enfocada a otras actividades de esparcimiento o de ocio, considerando que el estilo de vida latinoamericano en general se da de forma acelerada o ajetreada, dejando poco o nulo tiempo para gozar de lugares destinados al ambiente familiar.

El crecimiento demográfico ha sido otro factor indiscutiblemente analizado en los últimos años, fenómeno que hoy día percibimos en nuestro skyline. Sectores como Betania, Chanis, Carrasquilla o Pueblo Nuevo, que hace menos de 30 años eran considerados zonas residenciales dentro de la Ciudad de Panamá, hoy día han sido succionados por la oferta inmobiliaria que ahora ofrece la construcción de altos edificios, conllevando un contraste urbanístico sin precedentes.

Del orden que se implemente de aquí a un futuro próximo dependerá si en ese aspecto podemos mejorar las condiciones del peatón que desea caminar por la ciudad sin tropezarse en el camino o encontrarse de frente con otra persona por falta de espacio, o del turista que desea conocer la urbe movilizándose a través del transporte público o del inversor que ve un proyecto sostenible que colabore con el crecimiento integral de X zona de la ciudad. De ese orden urbanístico visiblemente agradable debe aferrarse el imparable crecimiento demográfico y de inversiones que posee hoy día el Dubái de las Américas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *